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Los sentidos: El Tacto

Percibimos la textura, la forma y la dureza o suavidad de los objetos gracias al tacto. También podemos sentir la presión, la temperatura, el dolor o el placer de una caricia gracias a este sentido que se halla en la dermis, la capa intermedia de la piel. La dermis reúne los receptores nerviosos, que transforman los estímulos del exterior de nuestro cuerpo en información que es transmitida al cerebro.

Por lo tanto la piel, que es el órgano más grande de nuestro cuerpo, es la encargada de contener este sentido.

Funciones básicas de la piel:

– Barrera de defensa de los agentes externos, nos protege de las agresiones del medio ambiente.

– Ayuda a la regulación de la temperatura corporal

– Contiene los receptores para el sentido del tacto.

 

 

Al hacernos mayores experimentamos variaciones en todos los sentidos: gusto, olfato, oído, vista y, por supuesto, el tacto.
Puede resultar más difícil distinguir el fresco del frío, lo templado de lo caliente, etcétera, aumentando el riesgo de quemaduras, hipotermia o congelación.
Abrir una botella o manejar los cubiertos puede resultar más difícil. La disminución en la capacidad de detectar vibración, tacto y presión aumenta el riesgo de lesiones como úlceras por presión, frecuentes en pacientes con movilidad reducida o que permanecen largo tiempo en cama.
También podemos padecer inestabilidad postural, porque nuestros pies pierden sensibilidad. La piel disminuye la resistencia y elasticidad, aumentando su fragilidad con el riesgo a padecer lesiones y aunque no siempre pasa, puede ocurrir que sintamos dolor cuando ya nos hayamos lesionado.

Pero podemos prevenir lesiones o complicaciones derivadas de la pérdida de tacto y de sensaciones tomando algunas precauciones que convertiremos en rutina diaria.

 

La importancia cuidado de la piel para el tacto:

– Manteniendo una higiene adecuada, con jabones neutros y esponjas suaves.

– Secado correcto de todas las zonas y sus pliegues.

– hidratación adecuada con cremas que la nutran.

– Cuidado de los pies:  acudir a profesionales que puedan solucionar las distintas patologías así como facilitar cuidados básicos como cortar las uñas correctamente.

 

Limitar la temperatura del agua para reducir el riesgo de quemaduras

La mayor parte de calderas cuentan con un regulador de temperatura. Asimismo, es posible instalar grifos termostáticos.

Desempolvar el termómetro

En casa disfrutamos de un confort que puede hacernos pensar que en el exterior se goza de la misma temperatura. Por eso debemos fiarnos un poco más del termómetro que de nuestra percepción visual, La temperatura que marque indicará con qué ropa vestirnos para no pasar frío ni calor. Con la ropa adecuada prevenimos enfriamientos o malestares por un exceso de calor.

Inspeccionar la piel buscando lesiones, en especial los pies

En caso de encontrar una lesión es importante tratarla, aunque no duela.

Consultad al especialista si aparecen distintas alteraciones como: pecas que no teníamos, heridas que no cicatrizan y cualquier anomalía que podamos detectar.

Aprovechar el progreso

Tenemos a nuestro alcance infinidad de objetos que nos facilitan la vida cuando afloran problemas táctiles: bolígrafos ergonómicos, cubiertos con el mango engrosado, platos y vasos con protecciones antideslizantes solo son una muestra de lo que podemos incorporar a nuestro día a día.

 

 

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