Las funciones cognitivas

El cerebro es el órgano más poderoso de nuestro cuerpo. Regula toda nuestra actividad, procesa toda la información, actividad y acciones que realizamos, gestiona cualquier movimiento que hagamos, intencionado o no.

El cerebro está formado por células nerviosas llamadas neuronas, que se conectan entre ellas para compartir la información. Por ejemplo, si suena el teléfono, las neuronas encargadas del oído se conectarán entre ellas para pasar la información a las neuronas encargadas de mover los músculos, que mediante los nervios del cuerpo enviarán una orden a las piernas, para que caminen hasta el teléfono, y a las manos, para que descuelguen el aparato y lo acerquen a la oreja.

 

Esta cadena de órdenes y movimientos, tan instantáneas y normalizadas, está formada por una compleja red de impulsos que necesita mucha energía para funcionar correctamente. De la misma forma que un coche necesita gasolina, nuestro cerebro precisa vitaminas, hierro, oxígeno…  transportados por la sangre mediante diferentes vasos sanguíneos, como las arterias.

El corazón es la bomba impulsora de la energía del cuerpo (la sangre) y uno de sus trabajos primordiales es enviar la sangre  hacia todos los órganos y tejidos de nuestro cuerpo entre los que se halla el  cerebro. Si este órgano principal se quedase sin riego sanguíneo, nuestro cuerpo podría sufrir lesiones graves. 

El sistema nervioso está constituido por:


–  El sistema nervioso central:    formado por el  encéfalo  (cerebro, cerebelo y bulbo raquídeo) y médula espinal
–  El sistema nervioso periférico: Conjunto de nervios autónomos y somáticos.

 

Las funciones principales del sistema nervioso central son:

–  Detectar los estímulos
–  Transmitir la información
–   Ordenar una respuesta al estímulo

 

El cerebro, como ya hemos dicho, es el centro de comunicaciones y por su importancia está protegido por el cráneo, más duro de lo que pensamos.

El cerebelo,  se sitúa por detrás del cerebro, es muy importante  ya que coordina los movimientos facilitando el equilibrio y coordinación.

El bulbo raquídeo, controla el funcionamiento de órganos vitales como el corazón.

La médula espinal  está situada entre los huesos  (vertebras) de la columna vertebral,  que la protegen. Se encarga de transmitir la información entre el cerebro y el resto del cuerpo. Los nervios son los mensajeros de la médula espinal y distribuyen la información a todos los rincones de nuestro cuerpo.

 

Funciones cognitivas

Nuestro cerebro, además de regular todas las actividades, también es el responsable de los procesos mentales necesarios para manejarnos adecuadamente en el día a día. Estos procesos son las funciones cognitivas, necesarias para la vida cotidiana. Las principales son:

  • Atención y concentración: para escuchar y estar atentos.
  • Percepción y reconocimiento: para reconocer personas y objetos.
  • Orientación: para saber dónde estamos y hacia dónde vamos.
  • Memoria: para recordar y aprender con ello.
  • Funciones ejecutivas: para planificar actividades.
  • Lenguaje: para comunicarnos.
  • Cálculo: para hacer cuentas.

Todas las actividades que realizamos en nuestro día a día requieren que las funciones cognitivas se activen, por eso es tan necesario que las mantengamos lo más ágiles posible, entrenándolas.

 

Estimulando las funciones cognitivas

Puede parecer complicado, pero muchas de nuestras actividades cotidianas son gimnasia para el cerebro. Sólo debemos ser constantes y activar algunas aficiones que quizá dábamos por olvidadas. Os proponemos algunas acciones que mantendrán el cerebro en forma:

  • Leer periódicos, revistas, libros.
  • Ver las noticias en televisión, recordarlas y contárselas a alguien.
  • Hacer pasatiempos: puzles, sudokus, sopas de letras, crucigramas.
  • Participar en juegos de mesa: cartas, dominó, ajedrez, parchís, damas…
  • Clasificar el correo: separar las facturas, ordenarlas por fechas, comparar los gastos mensuales, anuales…
  • Realizar manualidades: labores,  dibujo, costura…
  • Recordar: acontecimientos importantes, cumpleaños, viajes, visitas… y comentarlas con alguien.
  • Memorizar canciones nuevas.
  • Evocad los recuerdos, revisando vuestros álbumes de fotos
  • Recordar procedimientos aprendidos: poner la lavadora, usar la guía telefónica del móvil….
  • Realizar cálculos mentales: desde sumas sencillas a operaciones tan complicadas como se desee.

Seguro que se os ocurren más ejercicios. Recordad que manteniendo la mente activa se retrasan los efectos del envejecimiento.

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