Los oculistas consideran que se puede tener presbicia a partir de los 36-40. ¿Presbicia? ¿Vista cansada tan joven? Pues sí, es una realidad. A pesar de ello, los verdaderos problemas con la visión empiezan hacia los 60 años, porque las estructuras oculares cambian. El cristalino y la córnea se vuelven menos transparentes y flexibles y la pupila empequeñece. Los músculos oculares pierden capacidad para realizar la rotación del ojo y el campo de visión se reduce.
Dificultades frecuentes en esta etapa vital
- Cuesta más ver objetos con nitidez.
- Es más difícil distinguir los objetos del fondo: donde acaba un escalón o un bordillo.
- Dificultad para enfocar objetos a distintas distancias.
- Problemas para desenvolverse bien en entornos con poca iluminación.
- Es más fácil el deslumbramiento porque aumenta la sensibilidad a la iluminación intensa.
- Se necesita más tiempo para pasar de la oscuridad a la luz y al revés (salir o entrar de un cine de día, por ejemplo).
- Se complica distinguir ciertas intensidades de colores.
- Ya no es tan fácil calcular correctamente las distancias.
- Se necesita más luz para leer.
Una vez hemos aceptado que tenemos esas dificultades, aprendamos a superarlas con estas recomendaciones:
- Protegiendo el sol de los ojos.
- Aumentar el consumo de vitamina A, excelente para los ojos: la encontramos en las zanahorias y verduras de hoja verde oscuro como las espinacas, por ejemplo. En Alimentos.org encontraréis la lista completa.
- Realizar cualquier actividad con la iluminación adecuada, desde leer hasta levantarse por la noche a por un vaso de agua. ¡Nunca a oscuras!
- Al bajar escaleras, cruzar la calle y pasar de espacios iluminados a otros con poca luz, actuar con precaución
Por último, pero no menos importante, acude a las revisiones oculares que indique tu médico y coméntale cualquier cambio que haya sufrido tu visión.